Los Ángeles bajo asedio: la movilización migrante en tiempos de Trump II
Con deportaciones masivas, una ofensiva federal sin precedentes y el gobernador
de Texas enviando migrantes como arma política, Los Ángeles se convierte en el
epicentro de la resistencia humanitaria en EE. UU.
Por: Alberto Kok
A seis
meses del regreso de Donald Trump a la presidencia, Estados Unidos vive una
nueva era de endurecimiento migratorio. En este contexto, Los Ángeles, ciudad santuario
y símbolo de pluralismo, enfrenta una crisis humanitaria que combina abandono
federal, recortes estatales y ataques directos por parte de Greg Abbott,
gobernador de Texas, quien ha convertido la migración en una herramienta de
confrontación política.
Deportaciones
masivas y militarización federal
Trump ha
retomado su agenda antiinmigrante con una serie de medidas ejecutivas:
- Reactivación del programa
“Quédate en México”, extendido a migrantes de todo el hemisferio.
- Redadas intensivas en zonas
urbanas, dirigidas por ICE y respaldadas por la Guardia Nacional en
ciudades santuario.
- Deportaciones exprés sin
debido proceso, gracias a nuevas directrices del Departamento de Seguridad
Nacional.
En
California, más de 15,000 personas migrantes han sido detenidas desde enero,
con particular énfasis en el sur de Los Ángeles, MacArthur Park y Pico-Union.
Greg
Abbott: provocador en jefe
El
gobernador de Texas, Greg Abbott, ha reforzado su papel como brazo operativo
del trumpismo migratorio. En lo que va del año ha ordenado el traslado de más
de 5,000 personas migrantes en autobuses hacia ciudades como Los Ángeles, sin
coordinación ni aviso previo.
Esta
medida, parte de la política llamada “Operación Frontera Segura”, busca:
- Colapsar los sistemas locales
de acogida, especialmente en ciudades santuario.
- Visualizar la “crisis” ante
los medios, exponiendo a migrantes vulnerables en espacios públicos como
estaciones de tren o centros de ayuda comunitaria.
- Presionar políticamente a los
gobiernos demócratas locales y estatales, exponiendo su aparente
incapacidad de respuesta.
“Si
California quiere ser santuario, que lo demuestre con recursos, no con
discursos”, dijo Abbott en una reciente conferencia. Detrás de esta narrativa,
organizaciones de derechos humanos denuncian que Abbott está utilizando seres
humanos como instrumentos de propaganda.
El
colapso en Los Ángeles
Con
recursos federales deliberadamente reducidos al mínimo, y sin apoyo estatal
sólido, Los Ángeles vive un colapso:
- Más de 6,000 personas migrantes
durmiendo en la calle, muchas de ellas familias con niños pequeños.
- Centros como el Centro de
Recursos para Migrantes cerraron por falta de fondos, y los refugios
de emergencia están al 120% de capacidad.
- El aumento de operativos
policiales ha generado un clima de miedo y retraimiento comunitario, con
consecuencias graves para la salud mental y física de los migrantes.
Silencio
en Sacramento, resistencia en las calles
El
gobernador de California, Gavin Newsom, demócrata, ha adoptado una postura de
cautela frente a la crisis migratoria. Presionado por una creciente crisis
fiscal y temeroso de posibles represalias del gobierno federal, en marzo vetó
un fondo estatal de emergencia destinado a apoyar a ciudades desbordadas por la
llegada de migrantes. Justificó su decisión afirmando que “la solución debe
venir de Washington”, en alusión directa a la responsabilidad del presidente
Trump. La medida generó críticas de alcaldes y activistas, que acusan a Newsom
de abandonar a las comunidades en primera línea.
En
respuesta, la resistencia crece desde abajo:
- Redes de apoyo interreligioso,
sindicatos, activistas y jóvenes indocumentados se movilizan a diario.
- Las protestas del 1 de mayo
reunieron a más de 70,000 personas en LA bajo la consigna: “¡No somos
carga, somos comunidad!”
- Se multiplican las casas de
resguardo clandestino, operadas por iglesias y comunidades migrantes.
Conclusión:
la ciudad frente al asedio político
La crisis
migratoria de Los Ángeles ya no es solo un problema humanitario, sino un
conflicto político deliberadamente intensificado. Con Donald Trump reactivando
la maquinaria federal, Greg Abbott usándola como instrumento de choque, y
Newsom optando por la contención, el peso ha recaído en la sociedad civil.
Lo que se
juega no es solo el destino de miles de personas en tránsito, sino el modelo
mismo de convivencia y derechos en las ciudades más diversas del país. Mientras
el presidente tuitea sobre “invasiones” el gobernador de Texas traslada
migrantes como si fueran carga, Los Ángeles responde con organización, dignidad
y memoria histórica.
Como dijo
Rosa Delgado, activista de CHIRLA, durante una protesta reciente:
“Hoy somos la línea de defensa, pero también la esperanza de que este país
no olvide su promesa”.
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