Los Ángeles vive una tormenta perfecta

 

 

Foto ilustrativa de Shot By Joe en Unsplash 2020

 

Los Ángeles vive una tormenta perfecta: migración, resistencia y la acusación de “rebelión” de Trump


Con deportaciones masivas, el uso de migrantes como arma política por parte de Texas y una nueva ofensiva retórica de la Casa Blanca, Los Ángeles se convierte en el epicentro de un choque nacional entre derechos humanos y autoritarismo migratorio.

Por: Alberto Kok


Los Ángeles vive una tormenta perfecta. A la creciente crisis migratoria se suma ahora una peligrosa escalada en el discurso presidencial: el presidente Donald Trump acusó públicamente a las ciudades santuario, en especial a Los Ángeles, de estar “promoviendo una rebelión contra el Estado de Derecho”, en referencia a su negativa a cooperar con redadas y deportaciones federales.

“No se trata solo de inmigración. Se trata de insubordinación. Estas ciudades están actuando como repúblicas independientes. Eso es rebelión, y será tratado como tal”, declaró Trump el 10 de junio desde la Casa Blanca.

La frase, cargada de ecos históricos peligrosos, fue celebrada por sectores republicanos radicales y ha generado alarma entre defensores de derechos humanos.


Deportaciones masivas, tropas federales y colapso en LA

Desde enero, bajo órdenes ejecutivas de Trump, se ha desplegado una política de deportación acelerada, redadas nocturnas y presencia creciente de tropas federales en ciudades “no cooperantes”. En Los Ángeles, agentes del ICE han sido acompañados por unidades de la Guardia Nacional y, desde mayo, por elementos del Cuerpo de Marines, en operativos destinados supuestamente a “resguardar infraestructuras federales y apoyar tareas de detención”.

La alcaldesa Karen Bass y el fiscal municipal han denunciado que estos despliegues se realizaron sin notificación previa ni autorización estatal, violando competencias legales y el principio de autonomía local.


Acciones legales contra la militarización federal

Frente a esta escalada, el gobierno de la ciudad de Los Ángeles, junto a organizaciones civiles como la ACLU, National Immigration Law Center y Human Rights Watch, presentó el 7 de junio una demanda federal en la Corte del Distrito Central de California.

La demanda exige:

  • La inmediata retirada de personal militar sin autorización estatal.
  • La suspensión de operativos que involucren fuerzas armadas en tareas de detención migratoria.
  • La restitución del control civil sobre las políticas de seguridad local.

Además, el procurador general de California ha solicitado una medida cautelar para detener los operativos mientras se resuelve el fondo del caso, argumentando que “el uso de marines en operativos domésticos, sin el consentimiento del estado, viola la Ley Posse Comitatus y representa un precedente autoritario peligroso”.


Greg Abbott: migrantes como arma política

Mientras tanto, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ha intensificado su programa de traslado forzado de migrantes a Los Ángeles. Solo entre marzo y junio ha enviado más de 3,000 personas, muchas sin información, traducción ni contacto familiar.

Abbott, estrecho aliado de Trump, justificó su acción:

“Si Los Ángeles quiere proteger ilegales, que también los alimente, los aloje y responda por el caos. Nosotros cumplimos la ley. Ellos la desafían.”

Estas acciones, claramente coordinadas con la ofensiva federal, buscan colapsar los servicios locales y exponer políticamente a los gobiernos Demócratas.


 La respuesta de Los Ángeles

La alcaldesa Bass ha reiterado que la ciudad mantendrá su compromiso con los derechos humanos:

“Proteger la vida de seres humanos no es rebelión. Es humanidad. Seguiremos siendo una ciudad santuario, incluso si eso nos convierte en blanco político.”

A pesar del veto del gobernador Gavin Newsom a un fondo de emergencia en marzo, las redes comunitarias han respondido:

  • Refugios autogestionados y albergues temporales.
  • Equipos legales que trabajan pro bono.
  • Plataformas digitales para monitorear redadas y abuso policial.

La resistencia también ha llegado a los tribunales, con múltiples amparos individuales para frenar deportaciones sumarias y solicitudes de asilo de emergencia para casos de familias vulnerables.


Una ciudad sitiada por la narrativa autoritaria

La acusación de “rebelión” no es solo retórica: abre la puerta a acciones legales contra autoridades locales, congelamiento de fondos federales y un uso expansivo del aparato de seguridad nacional con fines políticos.

Los Ángeles, como muchas otras ciudades santuario, enfrenta un choque constitucional sin precedentes, en el que el gobierno federal desafía los límites de su poder para imponer una agenda migratoria ultrarrestrictiva.


Conclusión: entre el asedio y la esperanza

Los Ángeles no es solo una ciudad saturada por el arribo diario de migrantes. Es un símbolo de resistencia en un país polarizado. Frente al autoritarismo que avanza desde Washington, y a la criminalización del disenso, la ciudad responde con solidaridad, litigio estratégico y organización comunitaria.

Como dijo la activista Mayra León, de CHIRLA, frente al ayuntamiento:

“Si resistir al odio es rebelión, entonces seremos rebeldes. Porque este país también es nuestro.”

 

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