Los Ángeles vive una tormenta perfecta: migración,
resistencia y la acusación de “rebelión” de Trump
Con deportaciones masivas, el uso de migrantes como arma política por parte de
Texas y una nueva ofensiva retórica de la Casa Blanca, Los Ángeles se convierte
en el epicentro de un choque nacional entre derechos humanos y autoritarismo
migratorio.
Por: Alberto Kok
Los
Ángeles vive una tormenta perfecta.
A la creciente crisis migratoria se suma ahora una peligrosa escalada en el
discurso presidencial: el presidente Donald Trump acusó públicamente a las
ciudades santuario, en especial a Los Ángeles, de estar “promoviendo una
rebelión contra el Estado de Derecho”, en referencia a su negativa a cooperar
con redadas y deportaciones federales.
“No se
trata solo de inmigración. Se trata de insubordinación. Estas ciudades están
actuando como repúblicas independientes. Eso es rebelión, y será tratado como
tal”, declaró
Trump el 10 de junio desde la Casa Blanca.
La frase,
cargada de ecos históricos peligrosos, fue celebrada por sectores republicanos
radicales y ha generado alarma entre defensores de derechos humanos.
Deportaciones
masivas, tropas federales y colapso en LA
Desde
enero, bajo órdenes ejecutivas de Trump, se ha desplegado una política de
deportación acelerada, redadas nocturnas y presencia creciente de tropas
federales en ciudades “no cooperantes”. En Los Ángeles, agentes del ICE han
sido acompañados por unidades de la Guardia Nacional y, desde mayo, por
elementos del Cuerpo de Marines, en operativos destinados supuestamente a
“resguardar infraestructuras federales y apoyar tareas de detención”.
La
alcaldesa Karen Bass y el fiscal municipal han denunciado que estos despliegues
se realizaron sin notificación previa ni autorización estatal, violando
competencias legales y el principio de autonomía local.
Acciones
legales contra la militarización federal
Frente a
esta escalada, el gobierno de la ciudad de Los Ángeles, junto a organizaciones
civiles como la ACLU, National Immigration Law Center y Human Rights Watch,
presentó el 7 de junio una demanda federal en la Corte del Distrito Central de
California.
La demanda
exige:
- La inmediata retirada de
personal militar sin autorización estatal.
- La suspensión de operativos
que involucren fuerzas armadas en tareas de detención migratoria.
- La restitución del control
civil sobre las políticas de seguridad local.
Además, el
procurador general de California ha solicitado una medida cautelar para detener
los operativos mientras se resuelve el fondo del caso, argumentando que “el uso
de marines en operativos domésticos, sin el consentimiento del estado, viola la
Ley Posse Comitatus y representa un precedente autoritario peligroso”.
Greg
Abbott: migrantes como arma política
Mientras
tanto, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ha intensificado su programa de
traslado forzado de migrantes a Los Ángeles. Solo entre marzo y junio ha
enviado más de 3,000 personas, muchas sin información, traducción ni contacto
familiar.
Abbott,
estrecho aliado de Trump, justificó su acción:
“Si Los
Ángeles quiere proteger ilegales, que también los alimente, los aloje y
responda por el caos. Nosotros cumplimos la ley. Ellos la desafían.”
Estas
acciones, claramente coordinadas con la ofensiva federal, buscan colapsar los
servicios locales y exponer políticamente a los gobiernos Demócratas.
La
alcaldesa Bass ha reiterado que la ciudad mantendrá su compromiso con los
derechos humanos:
“Proteger
la vida de seres humanos no es rebelión. Es humanidad. Seguiremos siendo una
ciudad santuario, incluso si eso nos convierte en blanco político.”
A pesar
del veto del gobernador Gavin Newsom a un fondo de emergencia en marzo, las
redes comunitarias han respondido:
- Refugios autogestionados y
albergues temporales.
- Equipos legales que trabajan
pro bono.
- Plataformas digitales para
monitorear redadas y abuso policial.
La
resistencia también ha llegado a los tribunales, con múltiples amparos
individuales para frenar deportaciones sumarias y solicitudes de asilo de
emergencia para casos de familias vulnerables.
Una
ciudad sitiada por la narrativa autoritaria
La
acusación de “rebelión” no es solo retórica: abre la puerta a acciones legales
contra autoridades locales, congelamiento de fondos federales y un uso
expansivo del aparato de seguridad nacional con fines políticos.
Los
Ángeles, como muchas otras ciudades santuario, enfrenta un choque
constitucional sin precedentes, en el que el gobierno federal desafía los
límites de su poder para imponer una agenda migratoria ultrarrestrictiva.
Conclusión:
entre el asedio y la esperanza
Los
Ángeles no es solo una ciudad saturada por el arribo diario de migrantes. Es un
símbolo de resistencia en un país polarizado. Frente al autoritarismo que
avanza desde Washington, y a la criminalización del disenso, la ciudad responde
con solidaridad, litigio estratégico y organización comunitaria.
Como dijo
la activista Mayra León, de CHIRLA, frente al ayuntamiento:
“Si
resistir al odio es rebelión, entonces seremos rebeldes. Porque este país
también es nuestro.”
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